HOYUELOS DE LA SIERRA
POEMA PARA EL PUEBLO DE HOYUELOS DONDE
ÚNICAMENTE EL SOL, A MEDIO PONER,
ESPERA
Caudal sin nombre,
casi aprendiz de niño para llorar
Echaste a andar una mañana
recogiendo amapolas de mi sangre,
inclinando la cabeza, lazarillo,
en un vaiven de caracolas
y velas encogidas para otro mar,
para otro mar.
Hasta mi ha llegado tu aire sin oficio,
hasta mi un perfume de cerezas
brotando de tus venas en exilio.
Alguien tiño tu juventud de espiga
que hoy se aleja murmuranto siglos,
como una lluvia blanda y femenina,
en busca del remanso de lo no vivido.
Hasta mi, tú,
reguero de sol y tierra cruzando el mar
de mi tierra,
esa tumba castellana con la que siempre he soñado.
Esteban Cabrejas
POEMA PARA EL PUEBLO DE HOYUELOS DONDE
ÚNICAMENTE EL SOL, A MEDIO PONER,
ESPERA
Caudal sin nombre,
casi aprendiz de niño para llorar
Echaste a andar una mañana
recogiendo amapolas de mi sangre,
inclinando la cabeza, lazarillo,
en un vaiven de caracolas
y velas encogidas para otro mar,
para otro mar.
Hasta mi ha llegado tu aire sin oficio,
hasta mi un perfume de cerezas
brotando de tus venas en exilio.
Alguien tiño tu juventud de espiga
que hoy se aleja murmuranto siglos,
como una lluvia blanda y femenina,
en busca del remanso de lo no vivido.
Hasta mi, tú,
reguero de sol y tierra cruzando el mar
de mi tierra,
esa tumba castellana con la que siempre he soñado.
Esteban Cabrejas